¿Enfermo? [Priv.//Aniki]♥

Bien acurrucado en mí cama daba una que otra vuelta debajo de las cobijas, entre mirando los monitores de mis cuatro ordenadores frente de mí esperando un ruido de alerta que me avisase cualquier cosa,... nada, ni siquiera un alerta de MSN se escuchó.
Hice un leve puchero de queja y luego me volví a encoger.
—¿Hu?, No me siento muy bien, da ze.
Aseguré. Aun que sabía que algo andaba mal en mi cuerpo, que la cabeza la sentía pesada y con algo de temperatura, no me importo realmente, trataba de ignorar cualquier síntoma que percibía hace tiempo, a lo único que le hacía caso era a mi estomago que me pedía algo de comer y me levanté a darle el gusto, pero cuando abrí el refrigerador me di cuenta que no tenía nada.
—¿Qué le pasó a la comida?—cerré el refrigerador y justo en la puerta vi la nota que dejé no hace días ¨PENDIENTE: hacer las compras¨ .—Ah, con que eso era, da ze.—Tomé la nota y la dejé en la mesa—lo olvidé, pero debe de haber algo en la alacena.
Corrí a abrir las puertas de la estantería, tal vez allí encontraba sopas instantáneas o algo enlatado. —¿Qué?.. . —había otra nota ¨PENDIENTE: comprar la despensa¨—Soy un desastre, da ze.
Volví a mí cama, salté y me hundí debajo de las cobijas nuevamente.—Durmiendo se me quitará el hambre.—sonreí tratando de conciliar el sueño.
Pase algunos minutos, casi hora, tratando de quedarme dormido y no lo lograba.
—Buh, justo ahora deseo ver a Aniki, da ze, él cocinaría algo rico para mí—mascullé recordando la comida de mi hermano mientras mordia la almohada con hambre (y con ansia LOL).

Escuché unos golpes, espera .. Volteé a ver si era alguna de mis computadoras de donde provenía, algún sonido de alerta, tal vez uno de mis personajes había subido de nivel, pero no lo era, y volví a escuchar, entonces me di cuenta que venía de la puerta.
—¿Quién vendría a visitarme da ze?
Aunque estaba enredado en las cobijas y la mayoría del tiempo me la pasaba en casa, estaba arreglado, vestía algo decente. Salí de las sabanas casi corriendo, pues sentía algo de mareo, curiosamente aun así me equilibraba excelentemente.
Llegué a la puerta y la abrí muy animado y curioso por quién sería;
—¡Aniki!—No dude en gritar en cuanto le vi para allí afuera en la entrada.
—¿Qué haces por aquí, da ze?, ¿V-vienes a visitarme?—eso último lo pronuncie con mucha felicidad y me tire encima de él para abrazarlo y .. manosear poquito, pero me comporté y mire las bolsas que llevaba con él—Te ayudo, pasa.
Le abrí la puerta de par en par para y le señalé adentro, dando el permiso de que entrara, aunque él no lo ocupara.